Una madre, a mi madre . . .

   Hoy creo que puedo escribir esto, sin el desconocimiento de lo que es vivirlo, sin experimentarlo en mi mismo, y por la vida que tengo ahora.

   Hoy puedo escribir estas lineas sabiendo y dándome cuenta del trabajo, amor, sufrimiento, cariño, sentimientos, necesidades, y un sin fin de esfuerzos que hace un madre por su hijo.

   Hoy puedo escribir esto porque creo que cada una de ellas se lo merecen, y porque ( con todos mis respetos ) mi madre para mi, más que ninguna.

   Hoy puedo escribir esto porque lo veo cada día en los ojos y en el alma de cada una de vosotras, cada mañana.

Hoy puedo escribir esto porque me apetece...

   Nadie nos dice como tenemos que ser como hijos, ni tampoco nos piden explicaciones. Nadie nos dice todo lo que significamos para ellas, porque con solo un abrazo nos lo demuestran. Nadie nos dice lo duro que les es negarnos algo, aunque nuestros lloros les rompan el alma. Nadie nos dice, ni me podrá decir nunca, ni viviré lo que es ser madre, pero si lo que es tener una que te quiera sin censuras.

Una madre es...

Esa persona que con toda delicadeza nos cuida en nuestros años de soñar e indecisión, nos enseña

con amor y respeto a valernos en la vida y nos levanta con dulzura cada vez que nos caemos.

Esa persona, que no duerme por la noches cuando estamos mal, y duerme con un ojo abierto aún

sabiendo que estamos bien. Que vive cada uno de nuestros sufrimientos y alegrías como si fueran

suyos.

Es la persona que cada mañana, sin esperar nada, sin egoísmos, sin peticiones, sin excusas esta

ahí.

Es el amor más sincero, más real, más eterno. Que da y daría su propia vida por nosotros y aunque

como ser humano pueda equivocarse, nunca lo hace por hacernos daño.

Es la mujer, que deja de lado su vida, sus ilusiones, y puede dejar hasta su ser, solo por vernos

crecer y sonreír a su lado.

Es el “Ser” más bonito de este mundo.

   Sé que hemos sufrido mucho juntos, que has sufrido mucho sola, que la vida parece que no nos quiera ayudar a poder entendernos, que la vida que te he ido dando no ha sido la más fácil para ti, que seguro podría haberlo hecho mejor, y que aun te debo mucho y me esfuerzo cada día por demostrártelo. Pero también se que todo lo que soy y tengo os lo debo a vosotros y sobre todo a ti.

   Tus esfuerzos por entenderme, por ayudarme, por escucharme, por apoyarme, me han hecho saber que es un privilegio ser tu hijo.

   Voy creciendo y ahora empiezo a darme cuenta, a través de las dichas y desdichas de la vida, por la suerte que tengo de trabajar donde trabajo y por lo que veo y no se ve cuando era niño que tú eres la mejor mamá del mundo. A veces la tristeza me oprime el alma pensando que no te doy lo que te mereces, que no te doy lo que necesitas, que quizás podría darte más, pero aún así, nunca dejas de quererme.

   Perdóname por hacerte sufrir, por haceros sufrir, perdóname por no haberte entendido a tiempo, por no ver lo que tu ves en mi, no es mi intención, han sido mis oscuridades y quizás falta de ganas.

   Gracias, mil gracias mi cuidadora, amiga, amor, apoyo, sustento, alegría, guía y ángel guardián de cada uno de mis años de vida. De rodillas te pido perdón por no ser mejor de lo que soy, y te abrazo por seguir enseñándome y esforzándote en animarme en ser lo que quiero ser.

Te quiero MAMA.

   Gracias a ella y cada una de las madres que dais a vuestros hijos, de la mejor o peor manera, pero siempre dándolo todo, lo que sois, y tenéis. Seguro que cada uno de ellos os dan cada mañana una razón para no querer despertar nunca del sueño de ser madre . . .