Dos "humanos" libros para estas pascuas.


    Para estos días de fiesta, donde muchas veces caemos en el sofá cara a la televisión, para relajarnos, disfrutar de una buena película, o nuestro programa favorito. . . Nunca olvidar que tenemos la opción de un buen libro y a poder ser que nos haga sentir . . .
     Para mis primeras dos aportaciones a esta seccion de “Algo para leer” 2 libros que son totalmente diferentes, pero con un trasfondo muy bonito.


El último chef chino

     Como no, uno de gastronomía, donde se mezcla, la intriga, la amistad, la tradición, el amor, y la cocina clásica.
    Una buena novela, que atrapa, y un impresionante Tratado de Cocina China de verdad. No de la que abunda por el planeta, para desgracia de los sibaritas de los placeres terrenales. Con este libro, y como amante de la cocina asiática puedo decir que mientras lo leía y más ahora, soy capaz de apreciar mejor el sabor y las texturas de ciertas delicias culinarias chinas que antes no conocía.

    Alta cocina en formato de novela pero nada recomendable para aquellos amantes de la comida basura rápida o para los alérgicos a sabores exóticos.
"Suntuoso... las descripciones culinarias son tentadoras, y la búsqueda de la protagonista es fresca, sin caer nunca en el melodrama".
-Publishers Weekly

"Deliciosa novela de una conmovedora historia romántica que consigue transmitir al lector el deseo de degustar la auténtica cocina china".
-Wall Street Journal.
Shòu yòng


Martes con mi viejo profesor

    Un precioso libro que me regaló hace muchos años mi querida prima Ana ( gracias ) y al que le guardo mucho cariño, por lo que significó, por su narración, su argumento, y por el mensaje, espero que lo disfrutéis tanto como yo.
    Es una historia real, relatada de forma sencilla. Narra la historia y vida de un profesor catedrático de la Universidad de Brandeis (Massachussets), Morri, al cual la muerte le ronda.
    Un viejo alumno, Mitch, tras enterarse de la enfermedad que padece su viejo profesor decide visitarle. Tras años sin tener noticias de él, deciden tener martes tras martes, reuniones,con temas de gran interés y variados, casi todos ellos relacionados con la vida y la muerte, lo que hace que todos adquiramos una gran sabiduría sobre temas que, normalmente y a nivel coloquial, o en nuestra vida diaria no solemos hablar.
Cada martes o como bien clasifica el autor "clases magistrales" se alargaran hasta la muerte del viejo profesor.
Es un libro lleno de sabiduría, buen hacer, y, sobre todo, gran corazón.


Falafel de arroz Basmati

    Ahí va mi primera receta, y almuerzo de este viernes en el cole:


 FALAFELS DE ARROZ BASMATI

   La preparación así como la base es muy similar a la de los Falafels tradicionales con la única diferencia que esta vez he utilizado 3 parte de arroz basmati ( previamente cocido ) y una de garbanzos.

   Los ingredientes son:
  • Arroz basmati
  • Garbanzos previamente en remojo
  • Zanahoria
  • Cebolla
  • Harina integral
  • Clavo
  • Comino
  • Sal
  • Aceite de oliva 

Cocemos el arroz con un chorrito de aceite, sal y los 2 clavos. Y dejamos que se enfríe.

En un robot trituramos los garbanzos, la zanahoria y la cebolla y lo mezclamos con el arroz
Añadimos la sal, el comino, y vamos echando la harina poco a poco mientras con las manos, mezclamos y notamos su textura, hasta que veamos que podemos hacer pequeñas bolitas con la mezcla.

Una vez tenemos las bolas formadas, y les hemos dado forma, mejor si las dejamos reposar un poco en la nevera, como media hora.


 Ponemos en una sartén el aceite, y cuando este bien caliente las freímos, hasta que estén doraditas, con cuidado que no se nos quemen.

Las dejamos sobre un papel para que absorba el aceite sobrante, y ....

¡LISTAS para comer!


    Esta vez yo las he acompañado con un yogur de soja mezclado con, un chorrito de aceite, unas hojitas de menta picada, una pizca de sal, y semillas de sésamo.

    Pero como en todo, ¡en la variedad es donde esta el gusto!

¡Bon Apetite!


Un buen cimiento, comienzo . . . Un buen caldo.


    Así como muchas cosas en la vida requieren unos buenos cimientos para su mejor, aprendizaje, soporte, educación, crecimiento, salud, estructura, etc . . . 
    Para mi la cocina requiere depende para que, pero en su gran mayoría un buen principio, base y cimiento que es un buen caldo.
    Y también será el cimiento y el principio de esta andadura con vosotros.

    Los orígenes, casi se remontan a la edad de piedra, El primer vestigio de sopa se sitúa junto al descubrimiento del fuego a finales de la era cuaternaria. Con el descubrimiento de tan vital elemento, se permitió ablandar los alimentos en agua caliente y luego beberla.
    Sin embargo fueron los griegos los primeros grandes aficionados a los caldos, sobre todo al famoso “caldo negro” preparado a base de sangre de animales, vinagre y hierbas. El historiador Anatole France decía que la valentía de los espartanos en el campo de batalla se debía a que preferían la muerte a consumir tal brebaje porque, en sus orígenes, la sopa fue el alimento de los pobres.
    A la región sur de España, donde nace el tan popular gazpacho, los romanos la llamaban “el granero de Roma”, porque ahí se proveían de variados vegetales, granos y especies para la elaboración de refinadas preparaciones. Se sabe que Nerón, aficionado al canto, tomaba todos los días un caldo con puerros caliente al que le atribuía la propiedad de proteger sus cuerdas vocales.
    Durante la Edad Media, cuando cae el Imperio Romano, se empobrece la cocina europea. La hambruna se palió con sopas hechas sobre la base de agua, pan y cereales. Más tarde incluyó caldos elaborados con habas, huevos, zapallo, hinojos y sobre todo arroz, el que sazonaban con canela, jengibre, azafrán y ajos.


    Vemos pues que el poder que se le ha atribuido al caldo desde la antigüedad es muy alto. En el caldo se encuentran principalmente vitaminas, minerales, antioxidantes y compuestos azufrados, indispensables para mantener el equilibrio alimentario y brindarle al organismo las necesidades básicas que requiere para estar absolutamente saludable.

    Además, la sopa contribuye con el hábito de comer despacio y tomarse un mínimo de tiempo para ingerir los alimentos, es un alimento que suele compartirse con otras personas, aspecto que se está perdiendo y merece ser rescatado en nuestra alimentación y sobre todo con nuestros pequeños, ya que une mucho el momento de la alimentación a nivel emocional.

Unos consejos muy básicos para realizar un buen caldo son:

  • Lava las verduras con agua fría, nunca templado ni caliente, ya que el agua fría ayuda a conservar todos los nutrientes y jugos antes de ser cortadas.
  • Debemos echar la sal al principio, ya que esto facilita y acelera la salida de los jugos.
  • Hay que desespumar varias veces el caldo para eliminar las impurezas que se concentran en la superficie. Esta es una tarea básica para que el caldo tenga un sabor limpio y se aprecien bien sus ingredientes y consiste en retirar la espuma que se forma en la superficie y en los bordes.
  • 15 minutos es el tiempo máximo de cocción de las verduras. Para no perder sus nutrientes
Un caldo básico para mi de donde parten todas mis cremas, sopas, guisos, o potajes es:
  • Zanahoria
  • Cebolla
  • Puerro
  • Apio
  • Nabo, chirivia y napicol
  • Ajo
  • Alguna hierba aromática como perejil, romero, tomillo ( a gusto )
  • Y si nos apetece alguna verdura de temporada, como ahora en invierno, coliflor, o brocoli, etc...
    Así que si queréis aportarle un poco más de sabor a tus guisos, mas gusto a tus salsas o un poco más de nutrientes a tus sopas, o simplemente tomarte una buena taza de caldo calentito en invierno, no tienes más que juntar y cocinar lo que la naturaleza gratuitamente nos da.
Juan Llorca.