Un buen cimiento, comienzo . . . Un buen caldo.


    Así como muchas cosas en la vida requieren unos buenos cimientos para su mejor, aprendizaje, soporte, educación, crecimiento, salud, estructura, etc . . . 
    Para mi la cocina requiere depende para que, pero en su gran mayoría un buen principio, base y cimiento que es un buen caldo.
    Y también será el cimiento y el principio de esta andadura con vosotros.

    Los orígenes, casi se remontan a la edad de piedra, El primer vestigio de sopa se sitúa junto al descubrimiento del fuego a finales de la era cuaternaria. Con el descubrimiento de tan vital elemento, se permitió ablandar los alimentos en agua caliente y luego beberla.
    Sin embargo fueron los griegos los primeros grandes aficionados a los caldos, sobre todo al famoso “caldo negro” preparado a base de sangre de animales, vinagre y hierbas. El historiador Anatole France decía que la valentía de los espartanos en el campo de batalla se debía a que preferían la muerte a consumir tal brebaje porque, en sus orígenes, la sopa fue el alimento de los pobres.
    A la región sur de España, donde nace el tan popular gazpacho, los romanos la llamaban “el granero de Roma”, porque ahí se proveían de variados vegetales, granos y especies para la elaboración de refinadas preparaciones. Se sabe que Nerón, aficionado al canto, tomaba todos los días un caldo con puerros caliente al que le atribuía la propiedad de proteger sus cuerdas vocales.
    Durante la Edad Media, cuando cae el Imperio Romano, se empobrece la cocina europea. La hambruna se palió con sopas hechas sobre la base de agua, pan y cereales. Más tarde incluyó caldos elaborados con habas, huevos, zapallo, hinojos y sobre todo arroz, el que sazonaban con canela, jengibre, azafrán y ajos.


    Vemos pues que el poder que se le ha atribuido al caldo desde la antigüedad es muy alto. En el caldo se encuentran principalmente vitaminas, minerales, antioxidantes y compuestos azufrados, indispensables para mantener el equilibrio alimentario y brindarle al organismo las necesidades básicas que requiere para estar absolutamente saludable.

    Además, la sopa contribuye con el hábito de comer despacio y tomarse un mínimo de tiempo para ingerir los alimentos, es un alimento que suele compartirse con otras personas, aspecto que se está perdiendo y merece ser rescatado en nuestra alimentación y sobre todo con nuestros pequeños, ya que une mucho el momento de la alimentación a nivel emocional.

Unos consejos muy básicos para realizar un buen caldo son:

  • Lava las verduras con agua fría, nunca templado ni caliente, ya que el agua fría ayuda a conservar todos los nutrientes y jugos antes de ser cortadas.
  • Debemos echar la sal al principio, ya que esto facilita y acelera la salida de los jugos.
  • Hay que desespumar varias veces el caldo para eliminar las impurezas que se concentran en la superficie. Esta es una tarea básica para que el caldo tenga un sabor limpio y se aprecien bien sus ingredientes y consiste en retirar la espuma que se forma en la superficie y en los bordes.
  • 15 minutos es el tiempo máximo de cocción de las verduras. Para no perder sus nutrientes
Un caldo básico para mi de donde parten todas mis cremas, sopas, guisos, o potajes es:
  • Zanahoria
  • Cebolla
  • Puerro
  • Apio
  • Nabo, chirivia y napicol
  • Ajo
  • Alguna hierba aromática como perejil, romero, tomillo ( a gusto )
  • Y si nos apetece alguna verdura de temporada, como ahora en invierno, coliflor, o brocoli, etc...
    Así que si queréis aportarle un poco más de sabor a tus guisos, mas gusto a tus salsas o un poco más de nutrientes a tus sopas, o simplemente tomarte una buena taza de caldo calentito en invierno, no tienes más que juntar y cocinar lo que la naturaleza gratuitamente nos da.
Juan Llorca.